Mejoré como persona, trabajé en mis defectos, intenté no cometer tantos errores, comencé a tener sueños, ilusiones, comencé a pensar que la vida después de todo no era tan mala como yo creía y que valía la pena seguir viviendo, pero... Una vez más todo se vino abajo, rompiendo todo lo anterior con una abrupta caída y un ruido sordo que me destrozó el alma...
Ni siquiera todo el peso del pasado pudo conmigo. Aun contra todo pronóstico siempre me levantaba y continuaba. Pero no todo era malo. Tenía la firme esperanza de que los malos días no fueran tan malos del todo. Y no queda duda de que sin ellos, yo jamás sería la mujer que soy hoy...